MADONNA: CONFESSIONS ON A DANCE FLOOR.- (Noviembre 2005)
Como buen hombre de leyes conozco a fondo el significado del término confesión. La confesión es una acto por el cual una persona devela algun hecho o acontecimiento que tiene consecuencias negativas para si. Madonna como buena reina del pop sabe claramente dictar sus leyes y reglamentos. Madonna conoce cómo y cuando pegar, parece controlar tan bien los caminos del pop, esos caminos que aún no logran transitar sus incipientes y melosas sucesoras, que este ejercicio de honestidad sonora sólo nos puede hacer alabarla una vez más. Salve María -Madonna- Ciconne. Situar a la pista de baile como la protagonista de este disco es una manifestación irrefutable que Madonna no piensa en el retiro para nada, no está ni en el más remoto de sus cálculos ceder su trono (a quién?). Esta entrega de excelente pop depurado, tratado y maquillado nos encandila inicialmente con una fuerte señal de lo que busaca Madonna, citando las bases de los ochenteros Abba (Gimmie Gimmie) es el kicking off de un disco que está ideado para ser bailado desde comienzo a fin. Si bien es cierto, que están ausentes himnos como Ray of Ligth, Power of Goodbye-no hay baladas, ni melancolías, ni culpas en el disco- no es menos cierto que el disco es tremendamente potente y estimulante. El delicado toque vanguardista que contiene cada uno de los tracks del disco es reflejo de su incandecente deseo de permanecer reinando el pop, combinando diferentes variantes electrónicas, el beat, electroclash, en fin, sofisticación al servicio del intento más descarado sentido comercial de la música. Madonna comprueba que el buen gusto musical no tiene por qué ir separado del anehlo de masividad pagana que ha ostentado durante todos estos años. Hace unos días Kelly Osbourne espetó a un medio que Madonna le parecía una puta vieja; Madonna -siempre con nivel- contestó. "Me siento un hombre gay dentro de un cuerpo de mujer"..... eso es una confesión..... No se si será un buen lugar una pista de baile para una confesión. Ahí está la ironía, la sorna de Madonna. La pista podrá ser un placer culpable para muchos, pero no un lugar para la confesión, es más un lugar para el pecado, para el desenfreno que para la redención. Por cierto,, lo olvidadba, qué confiesa Madonna en la pista?..... sólo honestidad. Definitivamente vamos a sudar con los beats de la reina del pop, una buena chela helada sería ideal para refrescar el cuerpo y renovar las ganas y el deseo de seguir cayendo en las divinas tentaciones de Madonna.